martes, 29 de diciembre de 2009

La demiurgia según Hank

Yo lo que quiero es un proyecto.
Y a lo mejor no es un proyecto hiperrealista pero no es una mentira.

Las bases del proyecto no son la confianza, ni la sinceridad, ni el respeto mutuo. Es el amor preadolescente, el amor de antes del sexo, el amor de fantasía, el de-ir-co-gi-dos-de-la-ma-no.
Amor de dos.
Mi proyecto habla de tí y de tus patas flacas sujetando una barriga redonda sobre la que se enredan nuestras manos.
De mañanas de sonrisas con aliento mañanero pero rico, tierno.
Como una cama de pan Bimbo.

Sobre estas bases empezamos a construir la realidad, y entran el respeto y la confianza, el blah, blah, blah. El sexo enrabietado.
los golpes en la cara con jadeo y carcajada.
La saliva y la lujuria.
Los orgasmos.

Mi proyecto habla de compromiso con él mismo.
Compromiso con el proyecto en sí, creer en el whatever works. Un proyecto de acuerdos nuevos, de nuevas normas, de otras posturas.
De otros cuerpos si hace falta.
Si la cosa funciona...

Yo creo en un proyecto pero para creer hay que saber manejar las crisis de fe.
En nuestro proyecto las crisis se superan con miradas a los ojos, con las manos en el otro, con la mejilla en la piel ajena, la nariz donde los brazos se doblan.
En el recuerdo de los proyectos anteriores y repasando los fracasos viejos para superar los obstáculos venideros.

Mi proyecto mola más que yo y que los que me engendraron. Puede que mi proyecto mole incluso más que tú pero yo eso no lo veo. Mis ojos no llegan tan lejos.
Para mí mi proyecto eres tú y mi proyecto sin ti no es nada.

domingo, 13 de diciembre de 2009

sábado, 5 de diciembre de 2009

Cuanto te odio Kutxi Romero

Aaaaaaaarghh...!!!!
AAAAAaaaaaAAAAAAaaaAaAAAAAARRRRRRRGGGgjjgjjgjgjgjjjhjhjjjhhHHHRRRRGH!!!!!
RrRRroaaaaaaarrrrrggggggrhhhjj....!!!

Ajhhh!
Ah!

Odio a Kutxi Romero como a un pelo detrás de mi garganta.
Escucharle me exaspera.
Le detesto con la fuerza de los mares, con mi alma y con mi carne, a pleno grito y en silencio.
Con el ímpetu del motherfucking viento.
Cada vez que escucho una de las canciones de este hombre me vomito en la boca de asco.
Sencillamente, le O-D-I-O.

Lo sé: es feo.
El odio es feo, contraproducente y, al final, un tiro que sale por la culata y que solo hace sentir mal a uno mismo... pero para feos él:

Y es que cada vez que mi compañera de piso se despierta, olorosa toda ella, dispuesta a disfrutar de un nuevo día (lujo que estoy dispuesto a revocarle...) y comparte con nosotros A-TO-DA-OS-TIA la despreciable lírica de ese cerdo afónico que es Kutxi Romero y los acompañamientos musicales (?) del resto de su piara, me llevo un cojín a la cara y grito hasta que me sangra la garganta como a un tuberculoso, y juro que le odio, y pido a Dios que le mate de un ataque de hemorroides en la boca.
Un odio tan espeso que es tangible. Tan sustancioso y rico que podría caramelizar una manzana con él.

Mi asco no se limita al sonido de su voz:

"sueña despacio con mi palacio,
que es el paraíso en que piso aunque sea un mojón

con tu nombre escrito por los rinconcitos de su corazon,
cuando despiertes caerás conmigo en el barrizal"

Comprensión del texto:

"Sueña despacio con mi palacio/ que es el paraíso en que piso"

En serio?
No, de verdad, voy a repetir la pregunta:
EN SERIO!? Y te pagan por esa MIERDA?

"aunque sea un mojón con tu nombre escrito por los rinconcitos de su corazón"

Sí.
Sisisisí, en efecto, se ha llamado a si mismo mojón, nada en contra de eso, pero es que se ha rimado, "oh, sorpresa", con corazón. Por no hablar de cuando la chica se despierta por la mañana.
Narra a la perfección lo que imagino sería una cita con Kutxi.
Es como follar con Shrek.


Y es que no me basta con cagarme en él sino que me cago en toda la lengua castellana por permitir esta mierda de combinaciones aleatorias!!!
Voy a escribir una canción como lo haría Kutxi:

Eeeehhh... hmmmm...
soy un mojón... que echa chispas en tu pelo.../
de cajera de Montera... con los celos de una verja
que se enreja eeen... una verga!

Pá la SGAE!

El "cantante" de marea canta serenatas como lo haría un cerdo a una almorrana asomada a un balcón cubierto de herpes.
Me duele oirle.
Me llena de rabia y desprecio a mi mismo por el simple hecho de vivir en la misma época que le ha tocado vivir a él. Por ser su contemporáneo, no artístico o genérico, sino humano, de especie y no poder hacer nada por remediarlo excepto lanzarme de cara contra un tren de mercancías a toda velocidad y rezar, por el Amor de Dios, por no reencarnarme hasta que Kutxi Cómo-Pollas-Se-LLame haya muerto, y una vez muerto y bien muerto, haya sido enterrado doce metros bajo tierra, bocabajo y descompuesto, para que, si algún día los muertos vuelven a la vida, de su tumba no pueda salir ni una puta uña, pero sobre todo, ni una sola de sus infectas cuerdas vocales porcinas.

...

...

...

Ahora sí. Ahora ya puedo salir de casa.
Gracias por leer.

Hala, chau.